domingo, 18 de marzo de 2007

El futuro es nuestro

Hoy te quiero enseñar Tepindro un artículo que escribí para la Revista del Encuentro de Cuadrillas de mi pueblo, Nerpio. Tengo que reconocer que me siento muy orgullosa de él, ya que pongo de manifiesto lo que algunos saben y no quieren reconocer, y también porque algunos vecinos me han felicitado. Aunque de lo que más orgullosa me siento es de las criticas y casí insultos que sobre mí han derramado, eso me permite comprobar hasta que punto son importantes las palabras, las opiniones y las verdades. No menciono a nadie, no falto al respeto a ninguna persona, únicamente reprocho las conductas de algunos cargos públicos, que son representantes de un pueblo. Espero que te guste Tepindro:
No terminan de tomarnos en serio, somos los eslabones de una cadena que se rompió y nadie sabe donde comenzar a unir los pedazos. Nos agrupan dentro de términos genéricos, cargados de connotaciones peyorativas que han perdido el romanticismo de otros tiempos. Somos los jóvenes, los que no hemos hecho nada.
Siento mucho contradecirles, señores. Sí, somos los jóvenes, no hemos luchado en ningún conflicto, no estuvimos en Vietnam, ni en el Golfo y la Guerra Civil nos queda muy lejana. Pero gritamos no a la guerra cuando unos impresentables se disponían a jugar a pistoleros y vaqueros en un territorio que no era el suyo. No estuvimos en las calles cuando un tal Tejero, a golpe de pistola, hacía tambalearse una recién estrenada libertad. Sin embargo, alzamos las manos para pedir que soltaran a un desconocido Miguel Ángel Blanco, comprendimos qué era eso de ETA y aprendimos a gritar no al terrorismo. No metimos el sobre en las urnas para apoyar la Constitución del 78, pero hemos apoyado la igualdad de la mujer, los matrimonios homosexuales y el respeto a los inmigrantes. No hemos librado grandes batallas pero hemos aprendido a valorar la sangre derramada. No hemos estado en la historia porque la estamos escribiendo.
Somos la última generación que cree en lo que hace y hace lo que cree. Tenemos voz y voto y resulta interesante recordarlo para todos aquellos que andan despistados y creen que todavía vamos con calcetas y pantalones a media rodilla. Es justo que alguien nos escuche y te ha tocado a ti.
Hemos nacido en el lugar perfecto, en el momento idóneo, donde todas las batallas hablan de héroes y donde nadie sabe explicarnos muy bien por qué no se nos tiene en cuenta. Oímos a cada rato: “Si es que la juventud de hoy en día...”, “estos jóvenes sólo se mueven por lo que les interesa”, o la guinda; “ni tienen inquietudes, ni saben divertirse como los de antes”, frases repletas de ignorancia, que abogan por el discurso sencillo. El que comienza con un nosotros ya hemos hecho suficiente, lo que tenéis es porque otros se dejaron la piel para conseguirlo, y termina dando por sentado que pasamos de todo. Esto me provoca un cruce de pasiones que termina generando una soberana carcajada. Me rió de aquellos que desde sus sillones, nos hablan de las oportunidades que tenemos y que a cada rato despreciamos; me rió de aquellos que intentan menospreciarnos, para evitar que tomemos el relevo. ¡Qué somos jóvenes, lo que inevitablemente implica poca experiencia, no poca inteligencia!. Y para muestra un repaso rápido por la actualidad de este pueblo, al que digan lo que digan, queremos y respetamos. Desde la distancia de quien pasa la mayor parte del tiempo fuera, las cosas se ven con un extraño cristal de objetividad, que lucha por no reflejar un sentimiento más profundo y sincero de nostalgia. Recordando, me ha venido a la cabeza, la última vez que probaron a tomarnos el pelo. Intento fallido, todo sea dicho de paso. Corría el caluroso mes de agosto de..., ah del año pasado y unos y otros criticaban, con mayor o menor acierto, la elección de grupos para la Noche del Rock. La crítica se convirtió en un No a ese grupo. “¿Por qué?”, pues porque ummmmm, pues porque no, que para eso decidimos nosotros. De repente, un cambio de opinión. Demasiado tarde y demasiado trabajo que no sirvió para nada, otra vez será.
Ahora, que estoy nostálgica, recuerdo la primera excursión del cole, destino: El Plantón del Covacho, ese señor de boina grande y cuerpo robusto que se debate entre la vida y la muerte por la inoperancia de unos, la torpeza de otros y la ignorancia de todos. Realmente no es necesario buscar culpables, todos lo somos en el fondo, porque el que no habla apoya al que ordena. También me viene a la mente, la visita a las Pinturas Rupestres, acababan de ser nombradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Y Nerpio salía en la prensa. Vaya como ahora, sólo que por motivos distintos. En estos días, cercanos a las elecciones, los concejales denuncian en los periódicos lo que callan en los plenos. Ya se sabe que eso de posar en la foto siempre aumenta los galones, y cuando no se tienen no está de más que te los pongan. Pero vamos, que las verdades a medias, aunque verdades, encierran un sutil toque de mala leche que con las urnas a la vuelta de la esquina, huele a intento desesperado de ganar aunque sea un par de votos. ¡Uy, pero si los jóvenes somos tontos!. Tontos sí pero como hemos ido a la escuela, hemos aprendido a sumar dos más dos, y nos dan cuatro.
Curioso verdad, pero si continuamos sumando nos daremos cuenta que nuestros sobres son los que van a dar la victoria a unos o a otros, y nos continúan subestimando, ¿es o no para reírse?

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